Día Internacional de trabajadores y trabajadoras
Día de Recordación de los Feminicidios de Keishla Rodríguez Ortiz,
Andrea Ruíz Costas (2021) y Adaly Santiago Ramos (2022)
No, no; no estamos satisfechos, y no quedaremos satisfechos (ni satisfechas) hasta que el derecho corra como el agua y la justicia como arroyo inagotable
Martin Luther King Jr.
Para las fechas del mes abril de 2021 las organizaciones de trabajadores y trabajadoras, y el
pueblo puertorriqueño, nos preparábamos para las manifestaciones del Día Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras. Nuestras vidas quedaron consternadas con la noticia de los feminicidios de dos mujeres puertorriqueñas: Keishla Rodríguez Ortiz y Andrea Ruiz Costas. Momento devastador para nuestro pueblo y las familias víctimas de tan atroces violencias, las familias de ambas partes. Aún llevamos la endecha en el alma convertida llama que enciende nuestras consciencias y quema las amarras del silencio. Este año somos estremecidos/as nuevamente por la muerte violenta de la sexta mujer en lo que va del año. Nos embarga el luto, nos condolemos con las familias que cruzan el valle de sombra y de muerte. Pedimos al Dios de la paz y la consolación que les abrigue y nos ampare a todos y todas. Pedimos al Dios de la justicia que redarguya las consciencias de quienes resisten reconocer el problema del patriarcado y las violencias machistas; sean personas, instituciones o iglesias. El patriarcado es un problema social, es una construcción social internalizado y normalizado en la cultura y las instituciones; y desde ellas se aprende y se manifiesta. Por lo tanto, puede ser deconstruido y transformado en nuevo modelo y cultura de paz con equidad.
El pasado 28 de abril de 2022 nos enfrentamos al feminicidio de Adaly Santiago Ramos. El patriarcado mata, es desigualdad, inequidad, injusticia que marca a todo un pueblo y al mundo con dolor. Todos y todas anhelamos una vida sin miedo y en libertad, pero tenemos el desafío de tomar postura y erradicar la violencia. El camino es la unidad de un pueblo, de las iglesias, organizaciones y sectores que hemos comenzado a romper el silencio en la esperanza de que se sigan sumando voces y líderes. El camino es la educación para la paz, libre de sexismo, que rechaza la conducta violenta y promueve la erradicación de la violencia hacia la mujer, la creación y todo ser humano. El camino es la educación para nuevas masculinidades que restauren a los hombres y la sociedad. ¡Que el dolor se convierta en unidad y acción por la paz! La fragmentación nos debilita y retrasa la justicia; la unidad nos da fuerza y adelanta la paz y la equidad. Dios nos llama a sanar las heridas.
La Mesa de Diálogo Martin Luther King Jr., denuncia la perversidad y distorsión pecaminosa del patriarcado que endurece la colonialidad. El patriarcado es un sistema de dominación invisible estrechamente vinculado y fomentado por el colonialismo, el neoliberalismo y las estructuras religiosas. La pobreza es una de las manifestaciones más contundentes en las mujeres, además de la violencia que viven a diario. Según los datos del Perfil Socioeconómico de la Mujer en Puerto Rico, desarrollado por la Junta de Planificación, en una encuesta sobre la comunidad del Censo federal , 2012-2016, se estima que un 69.6 % de las mujeres viven bajo los niveles de pobreza. Las mujeres se ven vulneradas en el ejercicio de su ciudadanía, violentadas y tratadas como productos, además de perpetuar la subordinación en muchas iglesias. Actualmente, casi semanalmente, ocurren feminicidios y el cuerpo de las mujeres se constituyen en campos de batalla donde se trata de socavar los derechos que hemos ido adquiriendo con mucho esfuerzo, sacrificio y disciplina.Para la erradicación del patriarcado abogamos por una educación con perspectiva de género para promover otros modelos en las relaciones. Incluyendo el diálogo como estrategia principal para la solución de problemas, el respeto a la diversidad y los valores democráticos y solidarios.
Que la época de Pentecostés que se acerca nos revista de ese poder que nos diferencia de los modelos dominantes de opresión, represión y violencia. Que el Espíritu Santo de Dios haga de nuestras vidas y comunidades de fe un espacio seguro y sanador de la violencia de género. El patriarcado afecta a las mujeres y también a los hombres. Abramos la consciencia y el corazón y en el Nombre de Jesús levantemos ministerios y programas de prevención, defensa y restauración que:
- Adopten programas para proteger y acompañar a víctimas de la violencia de género que están o acuden a las iglesias en busca de apoyo, restauración y albergue.
- Se comprometan con educar y adiestrar a su liderato pastoral y laico para resistir efectivamente la violencia de género dentro de las congregaciones, Iglesias y la sociedad.
- Establezcan programas de capacitación de su liderato para convertirse en recursos espirituales y profesionalmente capacitados para acompañar, resistir, defender y proteger a las víctimas de la violencia de género y que establecen programas de evolución espiritual y teológica para la reparación y la restauración.
- Desarrollen grupos de educación en nuevas masculinidades desde el modelo de Jesús.
- Respalden y establezcan redes de apoyo organizacional.
No, no; no estamos satisfechos, y no quedaremos satisfechos (ni satisfechas) hasta que el derecho corra como el agua y la justicia como arroyo inagotable. (MLK).
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré.Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. (Juan 16.7-8).
El patriarcado es pecado. Que el Espíritu Santo convenza de pecado, de justicia y juicio. Que libere del silencio, la ambigüedad y la tibieza.
*Llamado profético a Puerto Rico en su hora de grave adversidad, 4, 12, 2018.