Martin Luther King y el movimiento obrero (III)

De Memphis a LUMA: Martin Luther King, Jr. y los Retos del Sindicalismo Puertorriqueño

Foto en Memphis, Tennessee, por Joshua J. Cotten on Unsplash

El Dr. King no fue asesinado en una marcha por la desegregación de los espacios públicos. Tampoco fue asesinado en una protesta por el acceso o el derecho al voto de los negros. El pastor King fue asesinado apoyando la huelga de los trabajadores de la basura en la ciudad de Memphis, Tennessee. Dicha huelga tenía como fundamento el derecho de los trabajadores a su organización y la necesidad de políticas de salud y seguridad en el empleo. A pesar de la negativa de su círculo íntimo a que participara activamente en esta huelga en medio de la campaña de reclutamiento para la Marcha de los Pobres en Washington, King opto por ser solidario con la clase trabajadora. Vio la huelga como “el punto de partida en el cual la primera fase del movimiento por la igualdad política y los derechos constitucionales seguiría como la fase dos de la igualdad económica”.

King no fue extraño al movimiento obrero y sindical. En 1958 se pronunció en contra de las mal llamadas leyes del “derecho al trabajo” cuya finalidad eran debilitar la organización sindical. Dijo King en el 1961 “En nuestra gloriosa lucha por los derechos civiles, debemos evitar ser engañados por falsos lemas, como “derecho al trabajo”. Es una ley que nos roba nuestros derechos civiles y laborales. Su propósito es destruir los sindicatos y la libertad de negociación colectiva mediante la cual los sindicatos han mejorado los salarios y las condiciones laborales de todos … Dondequiera que se han aprobado estas leyes, los salarios son más bajos, las oportunidades laborales son menores y no hay derechos civiles. No tenemos la intención de dejar que nos hagan esto. Exigimos que se detenga este fraude. Nuestra arma es nuestro voto ”. 

Promovió activamente un ingreso garantizado anual para toda persona. En el 1967 en la convención del “Southern Christian Leadership Conference” (SCLC) dijo lo siguiente: “Debemos desarrollar un programa que lleve a la nación a un ingreso anual garantizado… Debemos crear pleno empleo o debemos generar ingresos.” 

Apoyo el “Presupuesto de la Libertad” cuyo propósito “era un programa de transformación económica que incluía una garantía de empleo para todos los que estén dispuestos y dispuestos a trabajar, un ingreso garantizado para quienes no pueden trabajar o para quienes no deberían estar trabajando, y un salario digno para levantar los trabajadores pobres salen de la pobreza”.

Insistió en una Carta de Derechos de los Desventajados. En un ensayo publicado en la revista LOOK en el 1968 señaló la importancia de esta Carta “necesitamos una declaración de derechos económicos. Eso garantizaría un empleo a todas las personas que quieran trabajar y puedan hacerlo. También garantizaría un ingreso para todos los que no pueden trabajar. Algunas personas son demasiado jóvenes, algunas demasiado mayores, algunas tienen discapacidades físicas y, sin embargo, para vivir, necesitan un ingreso”. 

Y proclamó la necesidad imperiosa de una profunda redistribución de las riquezas. En una reunión del Comité Consejero Nacional del SCLC, King señaló que “algo está mal con el capitalismo, tal y como está en los Estados Unidos. No estamos interesados en ser integrados en esta estructura de valores… una distribución radical de la riqueza debe suceder”. En otra ocasión afirmó, que “por años he trabajado con la idea de reformar las instituciones existentes de la sociedad, un pequeño cambio aquí y un pequeño cambio allá. Ahora siento diferente. Yo pienso que tenemos que reconstruir la sociedad enteramente”.

En diciembre de 1963, 24 horas después de haber regresado de Europa luego de recibir el premio Nobel de la Paz, marchó junto a las mujeres negras en huelga en la compañía Scripto en la ciudad de Atlanta. 

En marzo de 1968, el Dr. King envió un telegrama al líder de los trabajadores agrícolas en ayuno, César Chávez, donde les dijo “Como hermanos en la lucha por la igualdad, tiendo mi mano en señal de hermandad y buena voluntad y deseo éxito continuo a usted y sus miembros… Usted y sus valientes compañeros han demostrado su compromiso para restaurar los opresivos errores causados sobre la gente explotada. Nosotros estamos juntos a ustedes en espíritu y en determinación de que nuestros sueños por un mejor mañana serán realizados.”

La relación de King con el movimiento obrero y sindical empezó en diciembre del 1955 cuando se reunió con A. Philip Randolph de la “Brotherhood of Sleeping Car Porters” en busca de apoyo para el iniciado boicott a los autobuses en la ciudad de Montgomery. Esto lo llevó a establecer relaciones con diversas organizaciones sindicales y obrera, la cuales se convirtieron en importantes aliados del movimiento por los derechos civiles. Michael K. Honey nos dice en la introducción a la colección de discursos de King a organizaciones obreras y sindicales “All Labor Has Dignity” (Todo Trabajo Tiene Dignidad) que “la relación de King con las uniones de izquierda lo ayudaron a desarrollar un experimento de solidaridad entre los sindicatos y los derechos civiles que duró hasta su muerte”. 

En septiembre del 1962, un año antes de la Marcha a Washington, ante el Distrito 65, de la “Retail, Wholesale and Department Store Union” en la ciudad de Nueva York, unión compuesta casi en su totalidad por trabajadores/as negros/as y puertorriqueños/as, presentó un primer esbozo de uno de sus más importantes discursos donde señala la interseccionalidad del racismo, el militarismo y la pobreza no sólo en la sociedad estadounidense sino en el mundo. Este discurso, que es conocido como “Los Tres Males de la Sociedad”, es importante porque será la línea política y teológica que definirá el pensamiento de King hasta su asesinato. Este donde señaló que la guerra, la injusticia económica y la injusticia racial son los tres males de la sociedad. 

Un elemento importante a señalar en este discurso es su afirmación de que “nos hemos dado cuenta de que si queremos ser libre, nosotros debemos hacer algo para eso”. El descontento ante nuestra realidad de explotación y empobrecimiento debe llevarnos a la acción y al reconocimiento de que somos nosotros y nosotras los artífices de nuestra libertad. Ni el estado ni el gobierno son capaces de transformar nuestra sociedad para el beneficio de las mayorías. Somos nosotros y nosotras, en unidad, las que iniciaremos las profundas transformaciones que son necesarias para una vida plena y abundante.

Es importante señalar que la famosa Marcha a Washington de agosto del 1963 llevaba como título “La Marcha por la Libertad y el Trabajo”. El movimiento de derechos civiles estaba muy claro sobre la relación que existía entre las políticas segregacionistas y el empobrecimiento de los negros y de otras minorías. No es suficiente luchar por la igualdad legal o constitucional es fundamental exigir la igualdad y la seguridad económica. 

Señaló algunas ideas de King que creo siguen siendo vigentes para nosotros y nosotras hoy.

Primero. King reconoce que ante la crisis del capitalismo el movimiento obrero fue “la respuesta inspiradora a esta intolerable y deshumanizada existencia”. Nunca debe olvidarse la historia de la contribución de la lucha obrera y sindical al mejoramiento de las condiciones de vida no sólo para la clase trabajadora sino también para la sociedad en general. Lucha en la cual las mujeres han jugado un rol protagónico y esencial. Nuestro reconocimiento a ellas en esta hora. 

Este auto reconocimiento es fundamental. El movimiento obrero y sindical tiene la oportunidad de ir creando y modelando en sus filas en nuevo mundo que deseamos y al cual aspiramos. Es por esta razón que hay que superar el “tallerismo” y el “economicismo”. Debe existir tolerancia cero dentro de la filas sindicales y obreras ante todo tipo (física, verbal, económica, cultural, espiritual) de violencia de género. Deben convertirse en un modelo de educación de género en el lugar de trabajo. Un rechazo claro ante la homofobia y el discrimen a la identidad de género. Una oposición férrea a xenofobia. Una denuncia sin cuartel a las políticas de destrucción de nuestro ambiente. Un apoyo continúo a la lucha del magisterio por el fortalecimiento de la escuela pública de calidad y por una Universidad libre y accesible. Para King el movimiento obrero y sindical había iniciado el camino para una nueva sociedad en su lucha por mejorar las condiciones de vida de miles y miles de trabajadores y trabajadoras sin importar el color de su piel. Hoy ese reto sigue vigente.  

Segundo. King señala que “… nosotros sabemos que si no hay una organización simultanea de nuestras fuerzas, no tendremos los medios para movernos hacia adelante”. Una de las propuestas más importantes de King, y una de las mayores amenazas al sistema capitalista en su tiempo, era su insistencia en crear un movimiento social y político que estuviera por encima de las diferencias raciales y culturales. Insistía en un movimiento amplio y diverso como la fuente de transformación de la sociedad. En este momento crucial en el que vivimos no podemos darnos el lujo de seguir con nuestro tribalismo y nuestros sectarismos. Si nuestro compromiso es mejorar las condiciones materiales y espirituales de la clase trabajadora y del pueblo, es necesario y urgente una unidad de principios en medio de la diversidad de métodos. Dentro del movimiento obrero y sindical debe superarse la diferencia entre sector privado, público o semipúblico. Todos y todas somos trabajadores y trabajadoras, víctimas de la explotación y la opresión por parte del capital y las políticas neoliberales. 

Sobre esta unidad King va más allá y nos invita a crear una amplia coalición si deseamos alcanzar nuestras metas. “Si una coalición de conciencias entre las fuerzas laborales, la iglesia, la comunidad académica y el movimiento de derechos civiles no surge para hacer estas situaciones inescapablemente claras y demandar soluciones, entonces tengo temor que la hostilidad y la violencia producirán una crisis de proporciones nacionales”. Hoy se hace más que necesario esta amplia coalición. Coalición que este consciente de la interseccionalidad de nuestra lucha y con el entendimiento de King de que si uno cae el otro también cae. Esta lucha no es de un sector o un grupo particular. La unidad de los opresores y las opresoras es clara. Contra esa unidad tiene y debe existir una unidad que luche desde distintos frentes por la creación de una nueva sociedad. Una sociedad basada en los valores de la igualdad, la justicia, la solidaridad, la inclusión. 

Tercero. King afirma que “… los sindicatos tendrán que intervenir en la vida política de la nación para marcar el curso que distribuye la abundancia para todos en vez de la concentración para unos pocos”. King estaba claro del potencial político de la clase trabajadora a través de su organización. Son las uniones y los sindicatos, junto a las organizaciones comunitarias, quienes deben señalar el curso en la construcción de una sociedad basada en la justicia y la solidaridad. El movimiento obrero y sindical debe superar su concepción “tallerista” y moverse a una participación política activa amplia. Reconocemos en este momento a la UTIER por liderar la lucha contra la privatización de uno de nuestros activo más importantes y esenciales. Pero esta lucha debe llevarse a todo rincón del país. Luchar contra la privatización de nuestras costas y playas. Luchar contra la privatización de nuestra educación pública y nuestra Universidad. Luchar contra la privatización de los servicios esenciales de apoyo al pueblo. Luchar contra la privatización del transporte de nuestros hermanos y hermanas en Culebra y Vieques. 

Es fundamental que hoy, no mañana, las instituciones religiosas, más allá de la diversidad y de las diferencias existentes entre nosotros y nosotras, construyamos un frente amplio para apoyar las luchas del movimiento obrero y sindical y las luchas comunitarias en nuestra nación. No debemos olvidar que la mayoría de nuestra membresía es trabajadora y mucha vive con un salario mínimo. Mucho de nuestra membresía trabajan en lugares donde no hay una unión que les representen y les proteja. No debemos olvidar que mucha de nuestra membresía es retirada y sostienen económica y físicamente a la iglesia. Una reducción en sus pensiones los pondrá en profunda miseria. No debemos olvidar que mucha de nuestra membresía son trabajaodres de la educación (maestros/as, trabajadores/as sociales, bibliotecarias/as, trabajadores/as en la cocina o en la limpieza) que ven sus empleos en peligro ante la destrucción y privatización de la escuela pública. 

La iglesia de Jesucristo no puede escapar de esta realidad. Una realiad que afecta la vida plena y abundante que el Evangelio promete. No olvidemos las palabras de Zacarías en el capítulo 11 versos 4 al 6 que nos llama a cuidar el rebaño que esta siendo guiado a la matanza. La iglesia y sus pastores/as serán juzgados con severidad por su neutralidad y por su cobardía. 

Concluyo con dos iluminadoras frases del pastor King para todos y todas quienes luchan por construir una nueva sociedad: “Nuestra lucha es por la igualdad genuina, lo cual significa igualdad económica… Nosotros podemos obtener mucho más juntos que divididos… y este es el camino en el que ganamos poder”  y “…saben (los opresores) que cuando hacemos las cosas juntos no nos pueden destruir… déjenme asegurarles que nos levantamos juntos o nos hundimos juntos”. Unidos y unidas venceremos. 

Juan Ángel Gutiérrez Rodríguez
Mesa de Diálogo Martin Luther King Jr.